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La experiencia de Ann Marie Barnett, competidora internacional en el Val'Quirico Endurance Challenge


El 7 y 8 de diciembre tuve el honor de competir en el Val’Quirico Endurance Challenge en Puebla, México. Es la carrera de Endurance más grande del país y este año batió el récord de mayor número de inscripciones en cualquier competencia de su tipo. La carrera de dos días y 130 km consistió en 65 km por día y hubo un total de seis bucles fuera del campo base.

Cuando llegué, me sorprendió la arquitectura toscana de este hermoso pueblo. El establo es impresionante y la arena fue el lugar perfecto para presentar el caballo para su inspección. Me atrajo la hermosa estatua de una cabeza de caballo hecha con viejas herraduras y quedé grata- mente sorprendida al encontrar otra mientras caminaba por el poblado.

El viernes conocí a Valentino y al instante me enamoré (no es de extrañar, porque nació el 14 de febrero) y además es especialmente hermoso. Me impresionó con su velocidad y capacidad atlética, pensé en los 130 km al ser un excelente competidor. Me siento afortunada de haber tenido la oportunidad de montar un caballo tan maravilloso. El viernes por la noche, asistí a la reunión técnica donde explicaron los criterios; las instrucciones detalladas del sendero aseguraron que podría encontrar mi camino incluso sin las marcas.

Tuve un espléndido desayuno con nopales, chorizo y huevos. La carrera comenzó a las 10:30 y a un ritmo muy rápido, con ocho a diez caballos galopando juntos. La velocidad y el terreno resultaron ser un desafío insuperable para algunos competidores, y muchos fueron eli- minados por problemas de metabolismo o de paso irregular durante el primer día. La temperatura alcanzó los 24 °C, Valentino terminó los primeros 65 km con una ventaja de 15 minutos y se sentía vigoroso. ¡Esa noche fue magnífica con una ceremonia de entrega de premios en un bar local con música en vivo y fuegos artificiales!

Para el segundo día me sorprendió la visita de un halcón en los establos con los caballos. Escogí montar con Ricardo y recorrimos un ritmo más conservador. Esto me permitió disfrutar del paisaje además de la emoción de la competencia. El panorama con volcanes y carretas tiradas por burros destacaron esta ubicación única y la gente de la región. Locales y turistas se detenían para saludar y ver pasar a los caballos. El clima era perfecto para montar con temperaturas agradables y una ligera brisa.

Mi objetivo era disfrutar nuevas experiencias y aprender sobre el Endurance en México. ¡Sólo quería terminar la carrera y nunca esperé ganar! Este fue un hito muy especial para mí ya que alcancé un total de 5.000 millas (8.000 km) competidas. Además de mi medalla recibí un impresionante trofeo hecho por las manos del mismo artista que había creado las esculturas que había admirado en la ciudad.

Agradezco a José Luis Flores por su hospitalidad y conocimiento que hicieron de esta una experiencia inolvidable. También a Ricardo y Danny Galán por prestarme a Valentino para esta aventura. Tuve el placer de compartir camino y charla con muchas otras personas maravillosas e interesantes.

Cuando dejé el helado Wisconsin y viajé más de 3.500 km a Val’Quirico, nunca esperé conocer a gente tan maravillosa y ver paisajes tan hermosos. Durante mi visita, tuve el placer de probar muchas comidas y bebidas locales tradicionales, como escamoles y Yolixpan (licor típico de Cuetzalan). Uno de mis recuerdos favoritos es la experiencia única de andar por el poblado de Val’Quirico y el sonido de las herraduras en el empedrado.

Durante todo el fin de semana, los veterinarios, organizadores y compañeros fueron muy amables y serviciales. Me impresionó no sólo el profesionalismo de los organizadores, sino el calibre de los caballos. A través de esta experiencia, me enamoré de la comunidad de Endurance mexicana y no puedo esperar a volver.

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